Me llamo Natalia y tengo 46 años, mi familia la formamos mi hijo Eric que tiene 18 años, mi hijo Lois que tiene 12 años, un pequeñajo que tiene 8 años que vive actualmente con nosotrxs y otro peque de 12 años con el que compartimos 2 años de nuestras vidas y aunque ahora nuestra relación no es muy estrecha, en nuestra casa hay fotos suyas y en nuestro corazón un hueco para el, sabemos que esta bien y somos felices por eso. Hablo en plural porque este proyecto de familia de acogida es eso un proyecto de mi familia, mío y de mis hijos, sin ellos no sería posible.


Hace ya 5 años nos embarcamos en esta aventura de ser familia de acogida, esta claro que yo como adulta soy la impulsora, surgió de la motivación personal de intentar mejorar un poco esta sociedad en la que vivimos, de aportar mi granito de arena con una parte desprotegida de esta sociedad, los niñxs que no pueden estar con sus familias y también de la creencia de que para mis hijos sería una oportunidad de crecer como personas más sensibles a las diferentes realidades que nos rodean más cerca de lo que creemos. Como familia nuestra propuesta fue añadir un miembro más a una rutina que ya funcionaba, con la premisa de que lxs niñxs siempre que se pueda con quien mejor están es con su familia biológica y que vienen a nuestras vidas de manera temporal, aunque siempre permanecerán de alguna manera con nosotrxs.


De la primera experiencia me quedaría con muchos momentos, pero voy a destacar la primera vez que se reencontraron madre e hijo después de meses sin verse, y de la manera que tuvo ese niño de mirar a su madre, de tocarla, con devoción… y el día que lo dejamos de manera definitiva en su casa, con mi hijo el pequeño, al que le costó compartir su habitación, su familia sus cosas llorando porque se iba el que había sido su compañero diario, su hermano durante dos años.


Después de un descanso necesario sobre todo emocionalmente volvimos a embarcarnos en esta aventura y llego otro miembro a nuestra familia, muy activo, con mucha energía y nuestro hogar se volvió a reorganizar incluyendo otra nueva realidad. Pasa el tiempo rápido, ya va a hacer un año del día que llegó directamente del cole y dijo que se podía quedar aqui para siempre, su realidad está cambiando, en palabras suyas su mamá ya no es la de antes y gracias al esfuerzo de todxs podrán volver a convivir y cuando esto ocurra seguirá siendo parte de nuestra familia.


Me podría quedar con las dificultades que tenemos las familias de acogida y también las familias biologicas, la falta de apoyo y de organización, que repercute directamente en todo este proceso pero prefiero quedarme con el aprendizaje, el de los niñxs que acogemos que vienen de una situación de desprotección y aprenden que hay otra manera de vivir que la que ellxs creían como única y el de mi propia familia que aprendemos a compartir, a valorar nuestros privilegios y a luchar para que todxs los niñxs puedan tener una infancia feliz.

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