Comienza a derribarse el muro entre ambas medidas, pero las asociaciones critican que es lento y alertan de que los pequeños sufren un trauma cuando los plazos se alargan más de seis meses. Cuando la niña vio a aquellos gigantes en la puerta de su casa, preguntó: “¿Mamá, quiénes son?”. Así llamaba la pequeña de tres años a los adultos. “Tenemos que hablar, cariño”, le respondió Jessica A., mientras la cría le decía que no, intuyendo lo que estaba pasando. Jessica era la madre de acogida de Carla desde que esta tenía cinco meses. En esa casa estaba todo su mundo. Su cocinita de juguete y sus cuentos. Allí le gustaba peinar a sus muñecas, y hasta a su abuelo.

